La esencialidad de la construcción privada
La esencialidad de la construcción privada
La construcción no ha dejado -en los 14 meses que lleva el aislamiento y distanciamiento social preventivo y obligatorio, con reiteradas restricciones en las actividades generales de la población-, de sostener la cadena productiva, más allá de seguir prestando el servicio esencial de configurar, acondicionar y reconvertir a nuevos usos y costumbres requeridos por condiciones sanitarias, el hábitat humano.
Está comprobado que las obras privadas, ejecutadas con su personal cumpliendo con el protocolo que cada jurisdicción reglamenta y que todos los involucrados en la construcción cumplimos y hacemos cumplir, no es ni ha sido motor de contagios.
- Su escala es habitualmente menor que la obra pública y, por consiguiente, con menor número de operarios en ella, facilita el cumplimiento de protocolos.
- Su distribución regular en las ciudades dinamiza las actividades de apoyo de cercanía –alimentación fundamentalmente-.
- Es habitual que los operarios no habiten demasiado lejos de sus lugares de trabajo, y puedan asistir sin recurrir al transporte público.
Permitir la continuidad en la ejecución de las obras privadas implica:
- La continuidad sostenible financieramente de la mayor parte del engranaje de la construcción en cuanto a proveedores pymes.
- Que los trabajadores mantienen sus salarios, los profesionales sus honorarios y los empresarios su rendimiento económico, evitando cortar el círculo virtuoso que, para no ir en excesivo desmedro de unos, perjudica a los otros.
- Minimizar el recurso a las ayudas financieras estatales, cuya implementación necesariamente requiere un aporte –privado- de toda la población.
Por sobre todo, no generar incertidumbres constantes en el sector privado de la industria de la construcción, beneficia la estabilidad física y mental –no solo del enorme porcentaje de familias que dependen de ella-, reconociendo la sinergia de actividades que se potencian entre si y permitiendo seguir adelante productivamente para la pospandemia, un escenario en el que aun no se han obtenido respuestas certeras para la vida urbana y para cuyo logro la construcción es imprescindible. Con esta visión es impostergable que todas las tareas involucrada en la industria de la construcción del hábitat, desde el proyecto a la finalización de las obras, sean consideradas actividades esenciales.
No se solicita ayuda circunstancial, se solicita el libre ejercicio de una actividad básica para la vida, y que permitirá continuar con ella en un hábitat digno, responsable y sano.